En el centro de Madrid, en un enclave que durante décadas respiró el aire de la actividad industrial, hoy se construye el jardín vertical Madnum que redefine cómo habitamos las ciudades. El complejo Madnum, el primer desarrollo de usos mixtos en España, oficinas, viviendas y actividad comercial en simbiosis, se está llevando a cabo un jardín vertical que no solo transforma una fachada, sino que reescribe la relación entre naturaleza y arquitectura.
Este jardín vertical, diseñado y ejecutado por SingularGreen, aporta 904,66 m² de vegetación viva que cubren la envolvente del Módulo 1A del complejo (Edificio Boreal). La actuación forma parte del conjunto promovido por Colonial y diseñado por el Estudio Lamela Arquitectos, pero el jardín es una intervención independiente, que responde a un lenguaje propio: el de la sostenibilidad, la biología urbana y la belleza en evolución.

Un jardín vertical inspirado en el alma de Madrid
El diseño toma como inspiración un símbolo arraigado en el imaginario madrileño: el madroño. La corteza cambiante de este árbol dio lugar a una propuesta vegetal que evoluciona con las estaciones, combina especies autóctonas y de bajo consumo hídrico, y dialoga con elementos arquitectónicos como las chapas perforadas que recuerdan los líquenes que colonizan los troncos.
Una intervención que, por su simbolismo, sugiere casi una metáfora urbana: una piel viva, como la del madroño, cubriendo con vegetación el rostro de la ciudad. Una piel que respira, se transforma, y reinterpreta lo natural en clave vertical.
La iluminación, inspirada en los colores fluorescentes de los líquenes, transforma la fachada por la noche, haciendo visible su latido orgánico en la penumbra urbana. Durante el día, el jardín actúa como sistema bioclimático, absorbiendo CO₂, reduciendo la temperatura ambiente y mitigando el efecto isla de calor. De noche, es un espectáculo vivo, un nuevo hito visual para quienes llegan a la capital por la línea del AVE.
El muro verde que se habita (y se recorre desde fuera)
Este jardín vertical no está pensado únicamente para ser admirado desde lejos. Su impacto se experimenta en la proximidad, en el paso cotidiano por la plaza del complejo, en el entorno de los locales comerciales, en el vaivén de quienes trabajan, viven o se encuentran aquí. Como sucede con los tejidos vivos, la vegetación interactúa con el espacio público, transforma la luz, la temperatura, el color… incluso la percepción del lugar.
Al tratarse de un complejo de usos mixtos, el jardín se convierte en una parte activa del paisaje urbano. No es una fachada decorativa, sino una infraestructura natural que se integra en el ritmo de la ciudad, acompañando a quienes transitan, se detienen o simplemente levantan la vista para descubrir que la naturaleza también puede escalar muros.
Cifras clave del jardín vertical Madnum
- Superficie vegetal instalada: 904,66 m²
- Superficie de intervención sobre la envolvente del edificio: 2,9%
- Sistema instalado: F+P con sustrato inerte y tratamiento hidropónico
- Densidad de plantación: 30 plantas/m²
- Especies vegetales: 60% autóctonas y 40% alóctonas de bajo consumo hídrico
- Sistema de riego: automatizado, con recirculación y telecontrol
- Iluminación nocturna: proyectores LED + tiras LED integradas en chapas perforadas
- Altura de las torres de iluminación escénica: 12 metros
- Impacto ambiental: reducción de isla de calor, mejora del aire, incremento de biodiversidad urbana
Una obra viva en evolución
Actualmente, el jardín vertical Madnum se encuentra en proceso de instalación. Pronto estará terminado, pero su verdadera belleza se desplegará con el tiempo. Porque esta no es una fachada al uso: es un organismo vivo que cambiará de color, textura y forma a medida que avance el año. Su evolución marcará el paso de las estaciones, la floración, el crecimiento y el diálogo con la luz.
Habrá que verlo en primavera, verano, otoño e invierno. Porque como todo lo que está vivo, este jardín no se contempla una sola vez: se habita, se recorre, se redescubre.
Madnum ya no es solo un lugar para trabajar o vivir. Es un lugar para respirar, crecer y reconectar.