En un rincón tranquilo de una urbanización en Muchamiel, nuestros clientes encontraron la inspiración para transformar un pequeño estanque en una mini piscina natural. Aunque contaban con acceso a una piscina comunitaria, deseaban un espacio donde refrescarse y disfrutar del agua en la intimidad de su propio jardín. La idea era aprovechar al máximo un estanque convencional existente, convirtiéndolo en una biopiscina.

El desafío era mayúsculo debido a las dimensiones limitadas del estanque original. La clave del éxito residía en el equilibrio perfecto entre la zona de baño y la zona de regeneración, donde las plantas y las gravas desempeñan un papel esencial. El diseño necesitaba ser meticulosamente calculado para asegurar que el espacio no solo fuera suficiente para disfrutar de un remojón, sino también para albergar el sistema natural de filtración y purificación del agua. Este equilibrio era crucial; un número insuficiente de plantas y gravas o una sobrepoblación podía comprometer la eficacia del sistema.

Tras un cuidadoso diseño y una ejecución precisa, el proyecto se materializó con éxito. Hoy, la mini piscina natural brilla como un ejemplo de ingeniería y diseño paisajístico.